“Una pandemia es muy improbable, diría que casi imposible”, señala Rivas González. Zurriaga lo ve “muy poco factible”. “Si por ejemplo se hiciera endémico en países de Latinoamérica, con los que tenemos mucho contacto, podríamos tener casos sistemáticos en lugar de esporádicos”, añade.

Cañelles tampoco lo ve un escenario probable, pero es cauta: “No podemos descartar del todo la transmisión por aerosoles, como pasó con la covid. Si se confirmase, la pandemia sería más probable”.

Como recuerda José Jiménez, investigador de virus emergentes en el Departamento de Enfermedades Infecciosas del King’s College de Londres, “todavía hay demasiadas cosas que no sabemos sobre el brote actual y si algo deberíamos haber aprendido ya es que los virus siempre nos pueden sorprender”.

Las comparaciones con la covid son inevitables. Sin embargo, incluso en este “improbable” escenario, la pandemia sería muy distinta, ya que, como apunta Jiménez, hay muchas diferencias entre ambos virus: el SARS-CoV-2 era desconocido y contra él no había vacunas ni medicamentos; para el de la viruela del mono no hay específicos, pero los que se usaban para la viruela humana parecen ser bastante efectivos. Es un virus, además, que se conoce desde hace medio siglo, ha provocado brotes frecuentes en África y tiene una estructura mucho más estable que la del patógeno que ha causado la covid. “Tenemos las herramientas para frenarlo”, zanja Cañelles.

Fuente: El País

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