Cerca de un 40% de los bachilleres no sabe qué estudiar luego de obtener su título de secundaria. La cifra es uno de los resultados del estudio que hizo este año la firma Yqsigo.com, especializada en orientación vocacional a los jóvenes, en 98 colegios de la capital. En total, encuestaron a 9 800 estudiantes.
Esta situación hace que los jóvenes se inclinen por carreras universitarias que desconocen, según la coordinadora de esa firma, Ana Barrera. La consecuencia es que cuando cursan los primeros semestres se dan cuenta que no tiene vocación para la profesión y terminan dejándola. Daysi Amanta, de 19 años, ingresó el año pasado a la Facultad de Enfermería de la Universidad Central. Obtuvo 887 sobre 1 000 en el Examen Nacional para Educación Superior (ENES). Ella dice que sus familiares influyeron en su decisión. Aseguraron que con esa profesión iba a encontrar rápidamente trabajo tras graduarse y que su sueldo sería de USD 1 212 mensuales en el sector público. “En un principio estudié Enfermería y estaba muy emocionada, pero no me gustó el ambiente de los hospitales. Tampoco el encierro en un centro de salud y dedicarme al cuidado de los pacientes”.
Ella abandonó esa carrera en septiembre del año pasado. Ahora se alista para rendir nuevamente el ENES y estudiar Psicología Infantil o Trabajo Social. En el 2014 se inscribieron más de 400 000 estudiantes en universidades públicas y cofinanciadas. De ese universo, el 26% abandonó su carrera en los primeros semestres, según la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt). En el 2012, el índice total de deserción era del 50%. Además de una inadecuada orientación para elegir una carrera, los jóvenes enfrentan otro inconveniente.
Según Milton Luna, de la organización Contrato Social, cuyo trabajo se enfoca en la educación, ante la falta de recursos económicos las personas optan por trabajar. Más si se convierten en padres o madres de familia de forma temprana. En el 2010 ya se tuvo información que daba cuenta de esta realidad. Entonces, el promedio de jóvenes de entre 18 y 24 años que no estudiaba ni trabajaba en el país era 19,5%, pero en el 2014 subió a 25,4%”, refiere Luna con base en las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). “Ahí se incluye a la población que dejó la universidad y no consiguió trabajo luego”. Según Lorena Araujo, subsecretaria de Educación Superior, si bien las razones económicas constituyen un factor preponderante para optar por estudiar, el tener un trabajo o “el interés de encontrar alguno, son factores decisivos para rechazar la opción de estudios, dentro del rango de personas que están en edad general de ingresar a una carrera universitaria (18 a 24 años)”. A esto se deben sumar las labores y ocupaciones domésticas o “simplemente, la falta de interés o de conocimientos sobre las oportunidades académicas”. Michael Cedeño, de 21 años, cursa actualmente un ciclo de nivelación para rendir el ENES, que permite el ingreso a las universidades públicas. En el anterior proceso obtuvo un puntaje de 923 sobre 1 000. Ingresó al propedéutico de la Facultad de Ingeniería Ambiental en la Politécnica. Ahí estuvo dos meses, pero se retiró debido a que no le gustaron las matemáticas. “Pensé que era algo más social, como dar soluciones a las empresas para que no contaminen el medioambiente. Creí que podía hacer un bien con eso, pero no es lo mío”. Por ahora, él descarta trabajar. Está seguro de que puede aportar más siguiendo una profesión que vaya más con su orientación. Le apasionan la literatura y las letras, por lo que espera en el siguiente ENES, que será en junio próximo, conseguir la nota máxima y viajar al exterior para prepararse en lo que quiere. Por lo pronto, él sigue el curso para dar el examen ENES. Asegura que ya no quiere volver a repetir la universidad, por el esfuerzo económico que representa para sus padres.
La Ley de Educación Superior permite a las universidades regular los cambios de alumnos, si quieren seguir en el mismo centro de educación. Se debe seguir un proceso de homologación de materias. Si son compatibles, el alumno podrá realizar el traspaso. René Ramírez, titular de la Senescyt, dijo que las reformas en Educación Superior permitieron mejorar la tasa de deserción en las universidades. En el 2010, refiere, al menos la mitad de las personas que ingresaron a un centro de educación no continuaron con sus estudios. “En la actualidad, hemos conseguido situarla por debajo del 20%”.
En la información solicitada por este Diario, se dio el detalle solamente del 2014. En contexto El próximo 18 de junio se realizará el nuevo examen para ingresar a las universidades públicas. Para rendir la evaluación, los jóvenes interesados tienen que inscribirse a través del Sistema Nacional de Nivelación y Admisión (SNNA).