Tras sólo 10 días de presidencia de Donald Trump en Estados Unidos, Barack Obama rompió el silencio este lunes.
 
Lo hizo para pronunciarse en contra de la nueva política de Trump que veta la entrada de ciudadanos de siete países donde la fe musulmana es mayoritaria, una decisión que ha traído una oleada de críticas.
 
A través de un portavoz, Obama dijo que está «fundamentalmente en desacuerdo con la noción de discriminar a los individuos por su fe o religión».
 
Trump suspendió por 120 días el ingreso de todos losrefugiados y también durante 90 días la concesión de visados a personas con ciudadanía de Libia, Sudán, Somalia, Siria, Irak, Yemen e Irán.
 
La medida, interpretada por sus críticos como una prohibición de entrada a musulmanes, desató protestas en varias ciudades estadounidenses.
 
Ante esas manifestaciones, la oficina de Obama dijo que el expresidente se siente «alentado por el nivel de participación» que han tenido las protestas.
 
Donald Trump
La administración de Trump dice que la orden ejecutiva es para prevenir la entrada de extremistas musulmanes a su país.
 
«Todos los estadounidenses tienen la responsabilidad de ser los guardianes de nuestra democracia, no sólo durante las elecciones, sino todos los días», dice un comunicado publicado por el portavoz Kevin Lewis.
 
«Es exactamente lo que esperamos ver cuando están en juego los valores estadounidenses».
 
Oposición
 
Hasta este lunes, los secretarios de Justicia de 16 estados de los 50 que se compone EE.UU. han anunciado que desafiarán jurídicamente la orden ejecutiva de Trump, emitida el viernes, al considerarla inconstitucional.
 
También un grupo de diplomáticos estadounidenses está por emitir un cable en el que alertan de que las relaciones con los países musulmanes se volverán «ásperas» con esta medida, y prevén un alejamiento de los países que colaboran con EE.UU. en la lucha contra el terrorismo.
 
«El resultado final de esta prohibición no derivará en la disminución de los ataques terroristas en Estados Unidos, sino que será una caída en la buena voluntad internacional hacia los estadounidenses y una amenaza para nuestra economía», dice un borrador de la comunicación diplomática cuya copia tiene la BBC.
 
Pero el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, criticó a los diplomáticos y funcionarios del servicio exterior que escribieron ese memorando.
 
«En un período de 24 horas, 325.000 personas de otros países volaron a través de nuestros aeropuertos y estamos hablando de 109 personas de siete países que el gobierno de Obama identificó», dijo a los periodistas.
 
«¿Y estos burócratas de carrera tienen un problema con esto? Creo que deberían o bien alinearse al programa o marcharse», dijo en la Casa Blanca.

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